El saiga (Saiga tatarica) es una especie de antílope que se caracteriza por tener una nariz en forma de trompa.
Características
El saiga es un antílope un tanto pequeño, mide de entre 60 a 80 cm de alto; y de entre 100 y 145 cm de largo. Los machos son más grandes que las hembras y son los únicos que tienen cuernos. Sus patas son delgadas y de una longitud media. Tienen una cola muy corta. Su cabeza tiene una forma ovalada. Tiene unas orejas relativamente grandes y unos ojos grandes y oscuros. Los cuernos que poseen los machos miden unos 30 cm y tienen una estructura anillada. Su llamativa nariz es larga, ancha y móvil, parecida a una pequeña trompa de elefante.
Su pelaje varía con las estaciones, en verano es más corto y de un color rojizo o anaranjado y en invierno es más largo de un color blanco con manchas grisáceas o anaranjadas. El vientre y la cola son de color blanco, y las pezuñas, negras. Los cuernos que tienen los machos son de color amarillo, naranja o gris, y los extremos terminan en tonos más oscuros.
Su característica nariz no solo le sirve para darle una apariencia extraña. La usa para filtrar el polvo de las estepas en verano, así como para calentar el aire antes de respirarlo durante los fríos inviernos.
Alimentación del saiga
Es un mamífero herbívoro que se alimenta básicamente de hierbas, arbustos y ramas. Son animales nómadas que se desplazan en grandes migraciones en busca de pasto.
Hábitat del saiga
Es una especie que se encuentra en Asia Central, desde el sur de Rusia hasta el noroeste de China y zonas de Mongolia. La mayoría de los ejemplares viven en Kazajistán y Uzbekistán.
El saiga es un extraño animal que habita en estepas de climas áridos y semidesérticos. Como dijimos anteriormente se mueven en grandes grupos, en verano se van a las estepas y en invierno migran a zonas desérticas. Pueden recorrer grandes distancias y se encuentran entre los antílopes más veloces del mundo.
Es una especie que se encuentra en peligro crítico de extinción. Su principal amenaza es el ser humano, se caza porque sus cuernos tienen un gran valor en la medicina tradicional china. Además, en el año 2015, un tercio la población total murió a causa de una bacteria. En la actualidad se estima que existen unos 40.000 ejemplares en estado salvaje.